lunes, 12 de abril de 2010

Joaquim Bochaca




Los primeros judíos llegaron a América pese a la prohibición del Gobernador de Nueva Ámsterdam, Peter Stuyvesant. Como es sabido, el territorio sobre el que se iba a edificar la actual Nueva York fue inicialmente colonizado por los holandeses, que concedieron la explotación de aquellas tierras a la “Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales”. Como varios de los dirigentes de tan poderosa empresa eran precisamente judíos, la prohibición del Gobernador quedó soslayada de mil maneras diferentes hasta convertirse en letra muerta. Stuyvesant debió aceptar el hecho consumado de la presencia de aquélla nueva comunidad, que se dedicaba al comercio con los indios, a los que incluso vendía armas -pese a la severa prohibición existente-, pero que, sobre todo, se ocupaba en prestar dinero a los colonos holandeses. No obstante, deseoso de controlar al máximo las actividades de los recién llegados, el Gobernador les obligó a vivir separados de los colonos y de los indios, confinando sus residencias a la Isla de Mannhattan. Aún más, para asegurarse de que la separación era efectiva, Stuyvesant hizo construir una pared ante las casas de los judíos; la calle así formada se llamó “Calle de la Pared”, o, en inglés, WALL STREET, y así continúa llamándose en la actualidad.


Fuente: El Enigma Capitalista



Joaquím Bochaca Oriol


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