miércoles, 11 de noviembre de 2009

Theodor Mommsen




"También en el mundo antiguo era el judaísmo un efectivo fermento del cosmopolitismo y de la descomposición nacional. Dos grandes hombres, César y Alejandro, se cuidaron bien, naturalmente, de colocar en pariedad con la nacionalidad helénica o italo-helénica, la judía. Pero el judío —que no ha recibido como el occidental el regalo de la organización política—, tiene para con el Estado un comportamiento esencialmente indiferente que al mismo tiempo no renuncia a la médula de su individualidad nacional, este judío habrá sido engendrado para un Estado que debería ser construido sobre las ruinas de centenares de estados vivientes y modelado por una nacionalidad previamente pulida."


Fuente: Historia de Roma



Christian Matthias Theodor Mommsen


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