martes, 21 de junio de 2011

Emilio Mola




Las conmociones en España han obedecido siempre a sugestiones exteriores, las más de las veces íntimamente ligadas a la política internacional del momento. Esta, sin embargo, no ha tenido arte ni parte en la presente ocasión en nuestras cosas; mas ello no es óbice para que también haya existido la causa externa, el odio de una raza, transmitido a través de una organización hábilmente manejada. Me refiero concretamente a los judíos y a la masonería. Ello es básico; todo lo demás ha sido circunstancial.

¿Qué motivos racionales existen para que los españoles concitemos el odio de los descendientes de Israel?, tres fundamentales, a saber: la envidia que les produce todo pueblo con patria propia; nuestra Religión, por la que sienten aborrecimiento inextinguible, ya que a ella atribuyen su dispersión por el mundo; el recuerdo de su expulsión, que no fue, como se afirma, por el capricho de un rey —hay que decirlo claro—, sino por la imposición popular. ¡He aquí los tres vértices del triángulo masónico de las logias españolas! Sobre ellos, enmascarándolos convenientemente aparecen los siguientes lemas: "Libertad, Igualdad y Fraternidad".


Fuente: "Tempestad, calma, intriga y crisis"



Emilio Mola Vidal


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