viernes, 28 de enero de 2011

Eustace Mullins




LaPage afirma que la mayoría de las sanguijuelas combinan órganos de agarre con órganos de succión, pero que otras sólo tienen órganos de agarre, tales como los ganchitos que desarrollan muchas especies de animales parásitos, que se enganchan o bien al exterior, o bien a los órganos internos del anfitrión.

Del mismo modo, cuando el pueblo anfitrión de una comunidad parásita judía intenta desprenderse de ella, descubre que el parásito ha extendido profundos y especializados tentáculos de agarre en todas y cada una de las facetas de la vida de ese pueblo. Tan profundamente enraizados están estos tentáculos que su extirpación no sólo es difícil: es una operación tan ardua y dolorosa que puede resultar fatal en sí misma para el anfitrión.

El anfitrión descubre que sus hipotecas están en manos de banqueros judíos, que sus hijos están siendo educados por profesores judíos, que su gobierno está siendo administrado por 'consejeros' o 'consultores' judíos quienes, aún sin tener cargos electivos o de libre designación, toman las decisiones importantes.

Se vuelven hacia su religión en busca de consuelo y descubren que conversos judíos, con ayuda de los adecuados donativos dinerarios, se han introducido en los cargos de sus confesiones religiosas, y han ascendido rápidamente hasta que las creencias religiosas se alteran para acoger todos las creencias de la parasitaria comunidad judía.

¿Qué le queda, entonces, al anfitrión gentil? El aparentemente inevitable destino de ser desangrado lentamente hasta morir, tras lo cual los parásitos abandonarán el cadáver de su víctima en busca de otro anfitrión.


Fuente: El Judío Biológico



Eustace Clarence Mullins, Jr


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1 comentario:

  1. No hay equiparación mejor que la de un parásito a un judío, pues pocas comparaciones podemos hacer entre los dos.

    ¡Un saludo!

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