domingo, 11 de octubre de 2009
Marco Tulio Cicerón
"Llegamos ahora al asunto del oro de los judíos y esa imputación tan odiosa. Es por causa de esta concreta acusación por lo que habéis buscado este local, Laelius (el acusador) y esta muchedumbre de judíos que nos rodean. Conocéis su número, su unión y su poder en nuestras asambleas. Hablaré bajo para no ser oído sino por los jueces. Como no faltan individuos entre esos que actúan contra mí y contra los mejores ciudadanos que protegéis, no quiero proveer aquí de nuevas armas a su maldad.
Había sabiduría (en Flaccus) en acabar con una bárbara superstición (judía) y firmeza en barrer, por el bien de la república, a esta multitud de judíos, que turban nuestras asambleas."
Fuente: Oratio Pro Flacco
Marcus Tullius Cicero
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